En el concierto económico global, hay muchas señales que nos llevan a concluir que una recesión económica en México es un hecho. La palabra por sí sola, pareciera no tener consecuencias en los bolsillos de la gente, sin embargo, no es para menos considerar el impacto en la economía familiar como el último eslabón de los siempre perjudicados cuando una recesión económica se hace presente en un país.
El potencial desliz cambiario en el peso mexicano frente al dólar americano será resultado de factores externos, principalmente a la tan llevada y traída, guerra comercial entre EEUU y China, conflictos geopolíticos en Medio Oriente, entre otros, pero no dudemos que lo veremos nuevamente en máximos históricos (arriba de 22), no es una de dudarlo simplemente del cuándo, pero inevitable, lo es.
La descomposición en los mercados financieros, principalmente los accionarios, será también inevitable; tan solo el precio del petróleo (West Texas Intermediate-WTI) ha caído más de 22 % en tan solo semanas, y lo que falta por verlo caer aún, nuestros pronósticos nos llevan a precios cercanos a los 20 usd por barril.
Iremos viendo el proceso de baja en los mercados accionarios y de una espiral erosionando carteras de inversión, en caso de no tomar las medidas pertinentes. Recuerde estimado e inteligente lector, que protegerse patrimonialmente, implica que su liquidez actual en pesos mexicanos, medida en dólares americanos, deberá ser después de la inevitable próxima crisis financiera, al menos la misma cantidad en dólares americanos, de esta manera, su poder adquisitivo habría sido mantenido y exitosa la estrategia, y es esto precisamente lo que procuramos.
Es momento de mirar detenidamente variables económicas, porque seguramente muchas ya han tenido impacto en el sector en el cual se desenvuelve, al observar bajas ventas, como consecuencia de la poca liquidez por falta de gasto público.
Atte.
Jesús M Jaramillo Díaz de León
Socio Director
@jaramillojesus
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